Arne Danielsen
Nació en 1955 en Oslo (Noruega) Poeta y se dedica a la fotografía de arte
Arne Danielsen ha escrito la gran novela de ajedrez de Noruega, afirma un importante y entusiasmado crítico, el cual se queda corto en su estimación, porque esta novela no es solamente la más importante de Noruega, si no que lo es entre otros escritores nacionales e internacionales no existe nada comparable.
Efectivamente, se trata de una novela de una generación, de una novela de ajedrez, en el bien entendido.
Se trata de la generación de aquellos que tienen unos 50 años, que han crecido con drogas, sexualidad y Rock’n’Roll, solo es que la droga especial (“el ajedrez se encuentra en una línea con el delirio, el instinto sexual, la caballerosidad y los placeres culinarios”) representa precisamente el ajedrez – para no hablar de ríos de cerveza o de una u otra jugada.
Suponemos que se trata de una novela autobiográfica, que no pone condiciones artísticas; un lenguaje directo y sin pretensiones, empujado por unos diálogos ostentosos, recios y chistosos, hace que se lea con mucha facilidad.
De forma relajada, casi desenfada transcurre el relato, allí no hay nada afectado, se llama a las cosas por su nombre, se nota claramente al periodista estudiado, que presenta aquí su primera novela y que creció en los suburbios de Oslo, que es uno que sigue la argumentación: no un pensador profundo, pero sí un atento observador.
Ya desde niño, la naturaleza no le fue generosa en su aspecto personal más bien todo lo contrario, aprendió la vida dura en las calles de los suburbios, la confianza en sí mismo la adquirió a través del juego del ajedrez, al cual le dedicó más pasión que cualquiera.
El grupo de amigos se convierte pronto en una “comunidad de creyentes de la Diosa Caïssa”, una “hermandad mística”, para la cual el próximo Campeonato del Mundo de ajedrez es más importante que la conquista de la luna por los americanos.
Al fin y al cabo se han escrito más libros sobre el ajedrez que sobre Jesús.
¡Tales frases atrevidas se pueden leer en este libro!
Se enseña el ajedrez en toda su anchura sicológica; puede convertirse en proyección, huída, mundo de fantasía para el niño, un juego de guerra, posee poder de identificación, puede construir y destruir auto-confianza:
“Ajedrez es el juego de las mil preocupaciones”, ofrece instantes más altos y más bajos e incluso en unos pocos momentos sagrados el éxtasis perfecto.
El Peón
“Habiendo bebido más de un litro de cerveza, me quedé sentado y pensé en los peones, las piezas más pobres sobre el tablero. Solo el sueño de la línea de fondo, donde las ranas se convierten en príncipes, se puede equiparar con su lenta marcha hacia su hundimiento. La mayoría aterrizan en una caja, pero algunos pocos siguen luchando y liquidando a todos, los que se interponen en su camino por conseguir el poder, el peón cuando pasa se crece, tanto más cuantos más rivales se van quedando rezagados.”
Arne Danielsen dispara casi todo el arsenal de su cultura del ajedrez para fundamentarlo, casi no falta ninguna anécdota antigua, desde “el turco” hasta Marcel Duchamp, desde Ströbeck hasta la música, desde James Bond hasta las mujeres.
Al final de todo, el libro también es un amor imposible por cuya voluntad se produce el deseo de ser un Gran Maestro, sin embargo ambos no se encuentran como dos alfiles de distinto color, condenados eternamente a pasar de lado el uno del otro. El amor hacia una chica, la música, la banda musical inglesa Led Zeppelín y el ajedrez, estos son los tres elementos fundamentales de una vida joven.
n un instante oportuno, pero imaginario se funden entre sí. Nunca pudieron dejar el resto, porque el ajedrez se convirtió en una obsesión, pero nunca lo suficiente como para alcanzar la cima absoluta.
La historia más reciente del ajedrez nos toca “en passant”, ante todo la era de Fischer, los encuentros con Petrosian, Taimanov, Larsen y el Campeonato mundial único en Reikjavik, que termina en esta novela con un final trepidante.
Fantasía y realidad se desdibujan; El narrador participa como acompañante en aquel torneo y mientras en la tribuna los genios miden sus fuerzas, el mismo debe admitir su mediocridad, pero puede vivir la satisfacción, que en la tercera ronda el maestro de los maestros está jugando su propia variante, que en su momento debía agradecer a un propio “Fingerfehler”, cuya noticia era recogida en todos los periódicos del mundo entero.
Fischer la recogió y consiguió desorientar a Spassky.
Al término del Campeonato, Arne Danielsen se permite debatir con Fischer aquella variante sólo para comprender, que no entendió nada:
Triunfo y humillación se unen.
Esta obra, creo es el libro de ajedrez más impresionante de los últimos decenios, está lleno de tipos auténticos y originales, que únicamente produce el mundo del ajedrez, anécdotas insólitas, que solo en el ajedrez pueden ocurrir, pero nos enseña también un mundo duro de competición, seguramente alojado en la historia del ajedrez de Noruega y de todo el mundo.
(Fuente: Resumen de Jörg Seidel, traducido y adaptado por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer. Barcelona, julio de 2008)
Arne Danielsen
Nació en 1955 en Oslo (Noruega) Poeta y se dedica a la fotografía de arte
Arne Danielsen ha escrito la gran novela de ajedrez de Noruega, afirma un importante y entusiasmado crítico, el cual se queda corto en su estimación, porque esta novela no es solamente la más importante de Noruega, si no que lo es entre otros escritores nacionales e internacionales no existe nada comparable.
Efectivamente, se trata de una novela de una generación, de una novela de ajedrez, en el bien entendido.
Se trata de la generación de aquellos que tienen unos 50 años, que han crecido con drogas, sexualidad y Rock’n’Roll, solo es que la droga especial (“el ajedrez se encuentra en una línea con el delirio, el instinto sexual, la caballerosidad y los placeres culinarios”) representa precisamente el ajedrez – para no hablar de ríos de cerveza o de una u otra jugada.
Suponemos que se trata de una novela autobiográfica, que no pone condiciones artísticas; un lenguaje directo y sin pretensiones, empujado por unos diálogos ostentosos, recios y chistosos, hace que se lea con mucha facilidad.
De forma relajada, casi desenfada transcurre el relato, allí no hay nada afectado, se llama a las cosas por su nombre, se nota claramente al periodista estudiado, que presenta aquí su primera novela y que creció en los suburbios de Oslo, que es uno que sigue la argumentación: no un pensador profundo, pero sí un atento observador.
Ya desde niño, la naturaleza no le fue generosa en su aspecto personal más bien todo lo contrario, aprendió la vida dura en las calles de los suburbios, la confianza en sí mismo la adquirió a través del juego del ajedrez, al cual le dedicó más pasión que cualquiera.
El grupo de amigos se convierte pronto en una “comunidad de creyentes de la Diosa Caïssa”, una “hermandad mística”, para la cual el próximo Campeonato del Mundo de ajedrez es más importante que la conquista de la luna por los americanos.
Al fin y al cabo se han escrito más libros sobre el ajedrez que sobre Jesús.
¡Tales frases atrevidas se pueden leer en este libro!
Se enseña el ajedrez en toda su anchura sicológica; puede convertirse en proyección, huída, mundo de fantasía para el niño, un juego de guerra, posee poder de identificación, puede construir y destruir auto-confianza:
“Ajedrez es el juego de las mil preocupaciones”, ofrece instantes más altos y más bajos e incluso en unos pocos momentos sagrados el éxtasis perfecto.
El Peón
“Habiendo bebido más de un litro de cerveza, me quedé sentado y pensé en los peones, las piezas más pobres sobre el tablero. Solo el sueño de la línea de fondo, donde las ranas se convierten en príncipes, se puede equiparar con su lenta marcha hacia su hundimiento. La mayoría aterrizan en una caja, pero algunos pocos siguen luchando y liquidando a todos, los que se interponen en su camino por conseguir el poder, el peón cuando pasa se crece, tanto más cuantos más rivales se van quedando rezagados.”
Arne Danielsen dispara casi todo el arsenal de su cultura del ajedrez para fundamentarlo, casi no falta ninguna anécdota antigua, desde “el turco” hasta Marcel Duchamp, desde Ströbeck hasta la música, desde James Bond hasta las mujeres.
Al final de todo, el libro también es un amor imposible por cuya voluntad se produce el deseo de ser un Gran Maestro, sin embargo ambos no se encuentran como dos alfiles de distinto color, condenados eternamente a pasar de lado el uno del otro. El amor hacia una chica, la música, la banda musical inglesa Led Zeppelín y el ajedrez, estos son los tres elementos fundamentales de una vida joven.
n un instante oportuno, pero imaginario se funden entre sí. Nunca pudieron dejar el resto, porque el ajedrez se convirtió en una obsesión, pero nunca lo suficiente como para alcanzar la cima absoluta.
La historia más reciente del ajedrez nos toca “en passant”, ante todo la era de Fischer, los encuentros con Petrosian, Taimanov, Larsen y el Campeonato mundial único en Reikjavik, que termina en esta novela con un final trepidante.
Fantasía y realidad se desdibujan; El narrador participa como acompañante en aquel torneo y mientras en la tribuna los genios miden sus fuerzas, el mismo debe admitir su mediocridad, pero puede vivir la satisfacción, que en la tercera ronda el maestro de los maestros está jugando su propia variante, que en su momento debía agradecer a un propio “Fingerfehler”, cuya noticia era recogida en todos los periódicos del mundo entero.
Fischer la recogió y consiguió desorientar a Spassky.
Al término del Campeonato, Arne Danielsen se permite debatir con Fischer aquella variante sólo para comprender, que no entendió nada:
Triunfo y humillación se unen.
Esta obra, creo es el libro de ajedrez más impresionante de los últimos decenios, está lleno de tipos auténticos y originales, que únicamente produce el mundo del ajedrez, anécdotas insólitas, que solo en el ajedrez pueden ocurrir, pero nos enseña también un mundo duro de competición, seguramente alojado en la historia del ajedrez de Noruega y de todo el mundo.
(Fuente: Resumen de Jörg Seidel, traducido y adaptado por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer. Barcelona, julio de 2008)